Nevando

Hoy nieva. Blanca. Nieve blanca preñada de frío, de imágen de postal, del centro del invierno. De ella. Sonríe desde su sitio como si nada fuera a cambiar. Y para mí cambia todo a cada palabra que escribo. Y la nieve sigue cayendo. Choca contra el cristal del coche. Pá, pá, pá! Y desaparece. En el mismo momento en el que toca el calor. Fuuuush! Cambia a agua que resvala. Y dan ganas de degustarla: chuparla con fruición, sin temor. Es blanca, suave, fría y tiene olor a algo familiar que no sé que es. Que me produce terror y tranquilidad a la vez. Las dos tes más antagónicas que había pronunciado nunca se confabulaban en torno al fuego de mi cuore, digo, corazón. Y ya nada puede ser lo mismo. Y ya nada deja de ser. "Como tontería debe quedar"