hEDREDÓN de hALGODÓN

Ayer rescaté el viejo edredón de algodón de cuando era pequeña. Es troppo ochentas: plagado de jugadores de rugby. Seguro que más de unx tenía uno igual! También rescaté una manta y unas almohadas de las de toda la vida (apuntito estuvimos de tirarlas hace no mucho) y otro edredón de algodón que cogí en la zona de "oportunidades" de esa tienda sueca (Nidea de cómo se llamaba ;) que no sabía ni pa qué lo quería: cuántas cosas he comprado sólo por su "bajo" precio, sin sentido. A propósito de esto, pego aquí un enlace ultrainteresante a la web ConsumeHastaMorir www.letra.org/spip/

Y ya dormí anoche así: sin plumas de algún pobre animal plumero sobre mi cuerpo ni bajo mi cabeza. ¡Qué paz!

Es la vuelta al pasado: más peso sobre tí y más "esfuerzo" para hacer la cama (ese era mi argumento para pasar al edredón: que sólo había que estirar). También la vuelta al pijama (claro que ahora no "compro" un pijama; ahora cojo esa camiseta enorme tan cómoda, esos pantalones con pelotitas que ya no me pongo y esa minisudadera que me da un poco de frío fuera de casa)

Pero bien merece la pena todo esto. La Mamma alucinaba: "!Vas a pasar frío¡; ¿Ahora te ha dado por esto?" Pienso que ya no hay marcha atrás. Una vez comprendes que somos todos animales, que su sufrimiento no vale más que mi bienestar, no se puede mirar a HOTRO lado. ¿Qué hotro lado?
O eso creo yo.

¡Viva dormir en cama de antaño!